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Allan Pardo Garrido, se graduó como médico de la Universidad de Cartagena en el año 2018. Hoy, ejerce su profesión en Hannover, Alemania, país que le abrió sus puertas y le ha permitido crecer académica y profesionalmente. Su historia es la de un médico que no olvida sus raíces colombianas y que, desde el otro lado del mundo, sigue apostando por tender redes y abrir caminos para profesionales que deseen migrar al continente europeo.

Una red que nació de la necesidad

La idea surgió de algo tan simple como poderoso: saber quiénes son y dónde están ubicados los médicos y enfermeros colombianos residentes en Alemania. Esa fue la chispa que encendió la Red de la Salud, una iniciativa liderada por Allan y apoyada por la embajada de Colombia en Berlín y Frankfurt. "Queríamos conectarnos, reconocernos y apoyarnos entre nosotros, sin intereses económicos ni fines comerciales", cuenta.

Uno de los objetivos principales de la red, es acompañar a quienes están atravesando el proceso de homologación profesional en Alemania, una etapa que puede ser confusa y solitaria. “Hay empresas que cobran por asesorías que deberían ser gratuitas. Nosotros las damos sin costo porque ya pasamos por ahí y sabemos lo difícil que puede ser”, explica.

Además, la red también brinda orientación a colombianos no relacionados con el sector salud, ayudándolos a agendar citas médicas, entender el sistema de salud alemán o conectarlos con médicos colombianos que hablen español. “Muchas veces la barrera del idioma impide que la gente acceda a servicios básicos. Si podemos ayudar, lo hacemos”, afirma.

Allan no solo piensa en el presente, también en sembrar para el futuro. Desde Alemania, trabaja para fortalecer los vínculos académicos entre instituciones colombianas y alemanas. De hecho, ya hay avances con la Universidad de Antioquia, donde existe una escuela de idiomas que prepara a estudiantes de pregrado interesados en migrar a Alemania.

“Queremos que eso también lo tenga la Universidad de Cartagena. Que estudiantes puedan venir a hacer rotaciones, posgrados o maestrías aquí. No todo se trata de homologar; hay muchas formas de crecer académicamente fuera del país”, explica.

Del Caribe colombiano a Europa

Hace aproximadamente dos años, Allan llegó a Alemania. Como para muchos migrantes, el comienzo fue duro. “Estar lejos de la familia pesa, pero encontrarme con otros latinos en la escuela de idiomas ayudó muchísimo”. Y aunque la cultura es distinta, con el tiempo aprendió a entender que la llamada "frialdad alemana" es más bien respeto y privacidad.

Desde el punto de vista médico, su experiencia ha sido enriquecedora. “Aquí se tiene acceso a más herramientas diagnósticas, lo que permite afinar más los criterios clínicos. Pero la formación que recibimos en Colombia es muy valorada. Los profesionales colombianos están bien preparados y eso se nota”, dice con orgullo.

Y no duda en señalar a su alma mater como pieza clave en ese proceso. “La Universidad de Cartagena me dio una formación académica excelente. El Hospital Universitario del Caribe, fue una escuela aparte, con casos complejos y profesores brillantes. Desde el primer semestre hasta el último, todo lo que aprendí allá lo aplico hoy aquí”, asegura.

Orgullo UdeC: más que un título

Cuando habla de su paso por la universidad, se le nota el orgullo. “Ser estudiante de la Universidad de Cartagena fue un privilegio. Al principio uno no es del todo consciente, pero con el tiempo entiende el peso que tiene decir: ‘Yo estudié allá’”. Ese sentido de pertenencia lo ha acompañado incluso en momentos en los que la motivación flaquea. “Recordar que represento a la UdeC siempre me impulsa a dar más”, dice.

Para él, la universidad no solo le entregó conocimientos, también le dio una identidad. “Defender el hospital, participar en actividades, formar lazos con profesores y compañeros, todo eso me hizo crecer como persona”. Menciona con especial cariño a docentes como el profesor Carballo (Q.E.P.D), la doctora Lucy Pérez, la doctora Alia y la doctora Inés Benedetti, quienes lo marcaron profundamente.Allan tiene claro que su historia no termina aquí. “Quiero seguir construyendo puentes, seguir apoyando a los que vienen detrás. Y si con todo lo que aprendo aquí puedo ayudar a mejorar algo en Cartagena, lo voy a hacer”. Con una mirada puesta en los proyectos sociales y el deseo de retornar algún día lo aprendido, el doctor Allan Pardo demuestra que ser egresado de la Universidad de Cartagena no es solo un título colgado en la pared: es una vocación que cruza fronteras.