Foto: Prensa |
Hay una frase que, usada desde mucho tiempo y en distintas circunstancias, se asume como irrefutable: las personas pasan, las instituciones quedan. Esa sentencia, sin embargo, parece sugerir que los seres humanos que conforman las instituciones son prescindibles y efÃmeros. Como si las personas no trascendieran más allá de su permanencia y como si las instituciones fuesen instancias monolÃticas y deshumanizadas.
Nosotros creemos lo contrario: granos de arena que van aportando las distintas generaciones, la solidaridad de las manos unidas y el corazón que cada uno le imprime a la misión que debe cumplir. Las instituciones son, en sÃntesis y en principio, una construcción abstracta que se concreta y se visibiliza con los aportes de las personas. Con las huellas que van dejando en la memoria y en los corazones de la gente.
Lo digo con conocimiento de causa. Cuando yo me gradué como historiador en nuestra Universidad de Cartagena en 2004, todos los empleados distinguidos en esta ceremonia ya estaban vinculados con nuestra institución. Y muchos, incluso, ya lo estaban cuando ingresé a ella en 1998. Se trata de funcionarios administrativos y trabajadores oficiales que han estado durante 20, 25, 30, 35, 40 y 45 años vinculados con nuestra Alma Máter. Muchas de estas personas llevan más de la mitad de sus vidas desempeñando distintas labores en nuestra institución.
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Y por eso afirmo que las personas no pasan, pues las huellas y los afectos de ustedes permanecen entre nosotros, pues hemos compartido durante mucho tiempo las mismas experiencias vitales y el mismo espacio institucional. Con todos ustedes me he encontrado de manera permanente en los pasillos, en las oficinas, en las aulas, en las integraciones, en la vida misma; tanto, que asumo con franqueza que pertenecemos a la misma familia. A ésta que ha crecido fraternal bajo el cobijo de nuestra madre nutricia común. De la bicentenaria Universidad de Cartagena.
Además, la presencia de tantas personas que desempeñan tantas funciones diversas, ratifica lo que he comentado: las instituciones integran las capacidades humanas e individuales para crecer y posicionarse. Y todos ustedes lo han hecho durante tanto que es imposible asumirlos como seres intrascendentes y efÃmeros. Al contrario: ustedes quedan, mis queridos compañeros. Y su nombre aparecerá en las páginas de la historia institucional y en la memoria de quienes hemos disfrutado su presencia y sus acciones. Porque, finalmente, somos compañeros que navegamos en las mismas aguas –muchas veces tranquilas y otras tantas turbulentas- y solidariamente hemos avanzado en la historia para que nuestra gloriosa institución también quede.
Por ello, reconocemos públicamente su inmensa labor en la Universidad de Cartagena. Y la manera honrosa y honesta con la cual han asumido su compromiso institucional. Más allá de la remuneración, más allá de los reconocimientos y más allá de los halagos, hay una comunidad universitaria que les agradece su empeño eficiente y su alto sentido de pertenencia udeceÃsta.
(Lee: Propósitos que conectan 2022 - 2026)
Esta jornada también es propicia para exaltar la labor que han desempeñado muchos de ustedes en las funciones que les corresponde. En una comunidad trabajadora tan amplia, con personas que cumplen honrada y eficientemente con su labor, no es fácil decantarse y elegir a los mejores funcionarios de cada categorÃa. Evaluarlos y seleccionarlos es una tarea que desempeñan las unidades académicas y administrativas en coordinación con la Oficina Asesora Humana y Desarrollo de Personal.
Y bajo ese criterio, hoy reconoceremos a los mejores empleados en las categorÃas de libre nombramiento y remoción, de carrera administrativa en los niveles ejecutivo, profesional, técnico, administrativo y operativo, y a los mejores trabajadores oficiales.
Y entre todos ellos, se destaca el desempeño del ingeniero Francisco Rojas Sarria, jefe de la División de Sistemas, que este año ha sido seleccionado como el mejor empleado de la Universidad de Cartagena de 2022. De Francisco, como de todos ustedes, destacamos que ha orientado su labor desde los principios de calidad, eficiencia, responsabilidad; siempre pensando en el usuario, siempre asumiendo que la suya es una función que debe articularse con las demás funcionarios docentes y no docentes de la Institución.
Este año, además, cumplimos 195 años de historia institucional y lo celebramos con orgullo pleno. Entramos en el último lustro de la celebración bicentenaria y, para ello, estaremos lanzando el proyecto “Unicartagena Bicentenaria” que incluye la presentación de la marca que nuestro equipo de comunicaciones ha diseñado para ello. Esta tarde y mañana los invito a que disfruten de esta merecida celebración, la cual es de ustedes, porque –como lo he reiterado- la historia no fuese posible si ustedes no hubiesen escrito muchas lÃneas en el libro de nuestra memoria.
Y no sobra invitarlos para que continúen con el empeño de siempre y la responsabilidad que los caracteriza. Debemos enfrentar el reto de una universidad transformadora y humanista, bicentenaria y gloriosa, enclavada en unos tiempos tan complejos como los actuales.
Pero veo sus caras sonrientes y sus espÃritus dispuestos. Y sé que tengo los mejores compañeros de viaje. Y que son muchas las manos y tantas las personas que trabajan para que la grandiosa Universidad de Cartagena quede para siempre. Y todos nosotros también quedemos en la memoria institucional, como un corazón palpitante. Muchas gracias por todos los sudores y esfuerzos, mis queridos compañeros. Y esa gratitud también se la deben todos los integrantes de nuestra bicentenaria institución.
Y por eso afirmo que las personas no pasan, pues las huellas y los afectos de ustedes permanecen entre nosotros, pues hemos compartido durante mucho tiempo las mismas experiencias vitales y el mismo espacio institucional. Con todos ustedes me he encontrado de manera permanente en los pasillos, en las oficinas, en las aulas, en las integraciones, en la vida misma; tanto, que asumo con franqueza que pertenecemos a la misma familia. A ésta que ha crecido fraternal bajo el cobijo de nuestra madre nutricia común. De la bicentenaria Universidad de Cartagena.
Además, la presencia de tantas personas que desempeñan tantas funciones diversas, ratifica lo que he comentado: las instituciones integran las capacidades humanas e individuales para crecer y posicionarse. Y todos ustedes lo han hecho durante tanto que es imposible asumirlos como seres intrascendentes y efÃmeros. Al contrario: ustedes quedan, mis queridos compañeros. Y su nombre aparecerá en las páginas de la historia institucional y en la memoria de quienes hemos disfrutado su presencia y sus acciones. Porque, finalmente, somos compañeros que navegamos en las mismas aguas –muchas veces tranquilas y otras tantas turbulentas- y solidariamente hemos avanzado en la historia para que nuestra gloriosa institución también quede.
Por ello, reconocemos públicamente su inmensa labor en la Universidad de Cartagena. Y la manera honrosa y honesta con la cual han asumido su compromiso institucional. Más allá de la remuneración, más allá de los reconocimientos y más allá de los halagos, hay una comunidad universitaria que les agradece su empeño eficiente y su alto sentido de pertenencia udeceÃsta.
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Esta jornada también es propicia para exaltar la labor que han desempeñado muchos de ustedes en las funciones que les corresponde. En una comunidad trabajadora tan amplia, con personas que cumplen honrada y eficientemente con su labor, no es fácil decantarse y elegir a los mejores funcionarios de cada categorÃa. Evaluarlos y seleccionarlos es una tarea que desempeñan las unidades académicas y administrativas en coordinación con la Oficina Asesora Humana y Desarrollo de Personal.
Y bajo ese criterio, hoy reconoceremos a los mejores empleados en las categorÃas de libre nombramiento y remoción, de carrera administrativa en los niveles ejecutivo, profesional, técnico, administrativo y operativo, y a los mejores trabajadores oficiales.
Y entre todos ellos, se destaca el desempeño del ingeniero Francisco Rojas Sarria, jefe de la División de Sistemas, que este año ha sido seleccionado como el mejor empleado de la Universidad de Cartagena de 2022. De Francisco, como de todos ustedes, destacamos que ha orientado su labor desde los principios de calidad, eficiencia, responsabilidad; siempre pensando en el usuario, siempre asumiendo que la suya es una función que debe articularse con las demás funcionarios docentes y no docentes de la Institución.
Este año, además, cumplimos 195 años de historia institucional y lo celebramos con orgullo pleno. Entramos en el último lustro de la celebración bicentenaria y, para ello, estaremos lanzando el proyecto “Unicartagena Bicentenaria” que incluye la presentación de la marca que nuestro equipo de comunicaciones ha diseñado para ello. Esta tarde y mañana los invito a que disfruten de esta merecida celebración, la cual es de ustedes, porque –como lo he reiterado- la historia no fuese posible si ustedes no hubiesen escrito muchas lÃneas en el libro de nuestra memoria.
Y no sobra invitarlos para que continúen con el empeño de siempre y la responsabilidad que los caracteriza. Debemos enfrentar el reto de una universidad transformadora y humanista, bicentenaria y gloriosa, enclavada en unos tiempos tan complejos como los actuales.
Pero veo sus caras sonrientes y sus espÃritus dispuestos. Y sé que tengo los mejores compañeros de viaje. Y que son muchas las manos y tantas las personas que trabajan para que la grandiosa Universidad de Cartagena quede para siempre. Y todos nosotros también quedemos en la memoria institucional, como un corazón palpitante. Muchas gracias por todos los sudores y esfuerzos, mis queridos compañeros. Y esa gratitud también se la deben todos los integrantes de nuestra bicentenaria institución.
Willian Malkún Castillejo
RectorUniversidad de Cartagena